Salesianos de Don Bosco, opción por los jóvenes

miércoles, 3 de marzo de 2010

Las tribus urbanas se multiplican como expresión social en Asunción

Las tribus urbanas se multiplican como expresión social en Asunción
Floggers, cumbios, otakus, parecen palabras desconocidas, pero representan a grupos de jóvenes que, cada vez más, ganan las calles. Floggers, emos, breakers, metaleros, cumbios, góticos, rastas, otakus, (estos últimos son fanáticos de la animación japonesa y se disfrazan de dibujos animados), las tribus urbanas florecen como expresión local de fenómenos mundiales.

Estos grupos ganan la calle impulsados por redes sociales que se edifican en Internet. Además de los punk y hip hoperos, que como comunidad o grupo social son más antiguos que los primeros.

Es triste la tarde de sábado bajo la lluvia, es triste la imagen del chico sentado en el banco de la plaza, la mirada hacia adentro, la ropa negra que sólo deja ver un rostro lívido entre las sombras profundas de los antiguos árboles del lugar. “Estoy esperando a que vengan los otros, siempre nos juntamos aquí”, cuenta César Peralta que llegó puntual a la cita emo de los sábados a las 16:00, frente a los shoppings de Villa Morra.

Se acomoda el pelo que tapa uno de sus ojos y cuenta que la reunión “es una forma de compartir entre iguales, nos contamos nuestros problemas, hablamos de cómo hacernos fuertes para enfrentar a la sociedad que nos discrimina sólo por vestirnos o sentir diferente”.

Al rato llega Javier a secas, tiene 19, todavía en el colegio, la remera de los Good Charlot y sus raros peinados, la ropa negra, algunas palabras más: “no le vemos salida a esto, el mundo no es un lugar lindo, hay muchas cosas feas, por ejemplo a nosotros no nos dejan entrar al Shopping, nos discriminan, a veces nos dan un espacio de tiempo para poder pasear un rato”, comenta.

Gente normal

“Nosotros somos gente normal que se junta, se va a la casa de amigos, escucha su música, tenemos uno que otro piercing, vestimos así, sentimos de esta manera, no tenemos optimismo, no vemos las cosas con esa euforia de publicidad”, dice. En seguida se suma Edgar, de 18 años, el único que trabaja del equipo: “Yo soy cantinero y la gente que trabaja conmigo hace cosas para que me deje de mi trabajo, todo por mi manera de vestir, por la forma en que me veo, la gente es muy prejuiciosa y en general mala”.

Se sienten las miradas agudas de los taxistas, de las señoras que pasan con bolsas de supermercado, de la gente de a pie que los mira como cosa extraña a estos tres muchachos que juntos intentan hacerse fuertes ante todo eso.

“Para mí es mucho mejor estar aquí que estar en mi casa”, dice César para explicar por qué estuvo allí aún bajo la lluvia que en un momento se hace hostil también. Cruzan para guarecerse bajo el mínimo alero de uno de los centros comerciales, donde también gotea, pero un poco menos.

Acción y reacción. “Mi casa es un quilombo”, dice Javier. Los tres vienen de hogares humildes. Ninguno quiere profundizar, para eso están sus pares, para eso la reunión. “¿Estamos sólo los 3?”, pregunta Edgar mientras se acerca un guardia de seguridad de uno del shopping con cara de pocos amigos a husmear en el diálogo. Esperan por las chicas del grupo, que son lindas, que son comprensivas.

Caso suicidio

En estos días la noticia tuvo entre sus titulares la palabra emo por el caso de una adolescente de 17 años que se suicidó en Ciudad del Este.

“La chica de CDE se suicidó porque sus padres la trataron de basura”, dice Javier y los tres coinciden en que eso se da con cualquier chico en cualquier lugar, que “no es por emo” que se suicida. Los tres parecen fuertes en el pasillo. Adolescentes e identificación, un clásico que se reinventa en modas y posturas. Nada que temer.

REACCIONES:

“Como docentes, debemos prepararnos”
- José Arce, COLEGIO INTERNACIONAL

Cómo tratar el tema de las tribus urbanas en las aulas es algo que nos escapa a los docentes. Según José Arce, vicedirector del Colegio Internacional “la clave es estar capacitados, el docente debe adentrarse en los códigos y también en el manejo de las tecnologías, de las redes sociales, para poder advertir los problemas por los que pasan sus alumnos”.

Señaló que “hay algunos elementos preocupantes por fuera, donde están adultos inescrupulosos que detrás de eventos como una reunión anual de Comics que se hace, donde pueden filtrarse gente con intenciones de acoso sexual, de violencia, o promotores de expresiones favorables al suicidio”, expuso. Consideró entonces que “los padres juegan un rol fundamental, es importante que conozcan sobre estos temas, que no se confíen y que establezcan comunicación con los docentes para poder actuar de manera preventiva”, señaló.

“No estoy ni ahí con la onda depre”
- Ruth Ávalos, FLOGGER

“A mí me gustan los peinados, la moda, no estoy ni ahí con esa onda depre”, dice Ruth Ávalos, mientras todos la señalan como flogger. “Me gusta este tipo de estilo y que me encantan las fotos, quiero salir en las fotos”, dice mientras posa para el fotógrafo llamando a sus compañeras que huyen con esa timidez de adolescentes. “Vengan pues”, dice a los gritos mientras sus compañeras se escapan hacia otro costado de la plaza de la Libertad en el centro de Asunción, donde los chicos suelen reunirse para un tereré, para conversar, para planear encuentros. “Esa onda depre la tienen muchos chicos, pero tiene que ver con que tus padres no te dan bola, o que te peleaste con tu novio, lo de siempre, creo, qué opinan”, dice volviendo a convocar a las huidizas amigas.

“El mundo tiene muchas cosas feas”
- Abel Cubilla, EMO

“En realidad está todo bien entre nosotros, no hay peleas”, dice Abel Cubilla, Emo, y cuenta que ellos prefieren “la música alternativa, el puk rock” a diferencia de otros grupos que “le van” a la música electrónica. “Para nosotros todo está bien, la diferencia con los floggers y los otros grupos, los metaleros, los breakers, está en la música y en la moda, son estilos, pero creo yo que siempre terminamos compartiendo los espacios en el colegio, en el barrio”. Para Abel, las diferencias están en los estilos: “Nosotros creemos que las cosas son un poco más oscuras que el mundo de colores que ellos quieren creer, el mundo también tiene muchas cosas feas, gente que hace cosas feas, guerras, etc, pero si ellos quieren ver el mundo de colores, está todo bien, cada uno es libre de creer y de sentir lo que quiera para eso es que ahora estamos en democracia, ¿verdad?”, dijo.

“Gustamos de deportes extremos”
- Iván Ramírez, BREAKER

“Yo soy breaker”, dice feliz Iván Ramírez y ensaya una pirueta. “Para nosotros lo máximo es poder bailar, hacer piruetas, poder apuntarle a los deportes extremos, somos amigos de los bikers (ciclistas extremos) y Skaters (los que atacan la ciudad con sus patinetas)”. Iván cuenta que el grupo suele reunirse en plazas en cada barrio y que lo máximo es poder hacer la pirueta de pararse con la cabeza y girar. “Ivai la porte nomás porque dicen que te quedás pelado”, dice y gira la mano sobre el centro de su cabeza que aparece lejos de tal momento. “No entiendo a los Emos, pero los respeto, los floggers son como figurettis de internet. La vida es para divertirse”, concluye.


Leído en: La Nación

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